Nota aclaratoria: En concreto ésta publicación trata de hacer llegar al lector un mensaje doble, mientras en el texto se plantea la posibilidad de hacer un análisis orientado al despertar ideológico, también se trata de describir y reforzar la crítica, esperando que éste sea entendida como tal y que todas las sensibilidades se sientan respetadas.
En tanto este simple mortal al que le gusta mucho escribir, supo que en esta nueva oportunidad de compartir con ustedes podría tocarse el amplísimo mundo mágico la tarea de buscar ideas comenzó. De todas ellas quedó una sola motivada por un gusto culposo que el autor tiene por Disney. Considerando esa simpatía que puede hacernos coincidir, el autor decide poner en estas líneas su particular opinión del asunto referente a los mitos urbanos que arropan a la empresa que icónicamente se ve representada por el ratón miguelito y sus amigos.
A continuación se presenta un recorrido breve por varios de éstos, que dicen mucho de lo que somos como sociedad (al menos en Latinoamérica) teniendo como hilos conductores a personajes que nos atrapan desde la primera escena, ya sea porque su carácter se muestra fresco, original, misterioso y por si fuera poco lleno de sueños por cumplir. Todo esto aunado a un excelentesoundtrack coleccionable.
En un impresionante mar de marcas a las que estamos expuestos resalta una en particular, lo hace porque atiende a uno de los mercados más difíciles y más diversos como lo son los niños.
Esta semana trae sorpresas y una de ellas es la posibilidad de poner sobre la mesa el análisis de una de las empresas más importantes en el globo terráqueo que asume la responsabilidad de llevar a su público productos novísimos utilizando un marco cien por ciento lucrativo, pero sobre todo rentable como lo es “la magia”, todo bajo una perspectiva un tanto cuanto incómoda.
Las películas de Disney debían tener un lado oscuro, como todo aquello que se engrandece gracias al poder mediático y al mismo marketing, que es principal impulsor tanto de una persona como de una reconocida firma.
Los detractores del reconocido mundo mágico ponen como ejemplo diversos filmes, todos fueron un éxito en taquilla y queriéndolo o no forman parte de la cultura pop de la época actual.
En “El Rey León”, por ejemplo, Simba entra en un conflicto emocional por la pérdida de su padre, después de una escena en la que entabla diálogo con Timón y Pumba éste se aparta.
Dentro de su soledad parece recriminar a Mufasa por no estar con vida, el cargo de conciencia que tiene es enorme y termina recostándose en la hierba mostrándose abatido, al hacerlo se puede notar que vuelan pétalos que se lleva el viento formando presuntamente la palabra "SEX".
Esto da pie a múltiples interpretaciones, pero también a muchas preguntas:
¿Tener relaciones puede ser catalogado como algo diabólico? si el argumento que utilizan los detractores es lo suficientemente fuerte entonces podremos deducir que más allá de nacer con el pecado original el mundo está sobrepoblado de gente “maldita”.
Si pasamos a los argumentos que nos llevan a títulos como “La Bella Durmiente” o de “Blanca Nieves”, primero deberíamos saber que son relatos clásicos que en su mayoría provienen del norte de Europa, y el traerlas a colación en versiones mucho más “ligeras” no es otra cosa que el rescate folk de esa tradición oral y escrita que tiene bastante de culto por encima de si se tratan o no de “tierras paganas”.
No es por nada, pero cuesta creer que gracias a “Blanca Nieves” la tasa de cocainómanos ha crecido considerablemente. ¡Disney es culpable! ¡Linchemos a la compañía por eso!
Centremos la discusión en lo siguiente: Supongamos que un grupo pequeño de personas toca a la puerta, abrimos y nos dicen que necesitan nuestra ayuda para descubrir si en verdad el mensaje subliminal “por eso debes obedecer” se hace presente dentro de la nueva campaña publicitaria que planean sacar al mercado en próximos días.
Parece mentira, pero de manera inconsciente su petición nos ha predispuesto:
Ahora somos propensos a relacionar la campaña con dicho mensaje, nuestra respuesta va a ser afirmativa, cada vez que veamos o escuchemos algo asociado con la supuesta publicidad simple y sencillamente ante nosotros existirá una barrera mental que sataniza el empleo de una frase como esa, ahora la pregunta sería ¿Qué hubiese pasado si estos personajes no nos advierten sobre la frase? ¡Nada!
Posiblemente sea tratada como una campaña que pasará sin pena ni gloria por la gama amplísima de anuncios comerciales, igual y no va más allá de un mero comentario dentro de una charla, las eventualidades son infinitas.
¡Lo mismo pasa con Disney y sus mitos urbanos! Desde que los rumores comenzaron a crecer la gente los ha tomado como ciertos, tanto así que muchos padres han prohibido a sus hijos ver películas de la empresa que tiene como ícono al ratón miguelito.
El meollo del asunto es ver a los productos fílmicos de Disney como meros hechos, sin esos seres radicales o paranoicos que buscan al ente maligno que mueve conciencias infantiles insertando en ellas argumentos que van a favor o en contra del capitalismo y la drogadicción.
Si hacemos un alto podremos reflexionar un poco para darnos cuenta de que ésta alerta que nos hacen los maestros en la escuela, algunos conferencistas, bloggers y demás usuarios de la red viene a colación cuando somos unos pubertos ¿por qué razón no hacerla antes?
Los niños despiertan y abstraen la realidad con mucha facilidad. En ese entendido se podrían orientar los conceptos pertinentes para informar a niñas y niños sin la necesidad de ser explícitos. Si la apuesta es real, la idea principal debe ser mejorar la “reprogramación” de los infantes a través de recursos pedagógicos coherentes, pero sobre todo creíbles. Ahí la solución para los detractores.
Argumentos Ad hominem radical
Si aterrizamos el debate para argumentar meramente con recursos falaces ad hominem descubriremos que tanto bien como mal se encuentran alojados en todos lados, incluso la responsabilidad denominada libre albedrío nos lleva a ser héroes o villanos en una “vuelta de tuerca”.
No es benéfico pisar el desértico suelo que juega trucos al pensamiento, el ser humano en sí mismo no es perfecto, sino perfectible.
Las mentes radicales se rasgarán las vestiduras, los recalcitrantes no pensarán como yo, su visión no se los permite, pero es tan válida y respetable su postura que no pretendo con esto ir en contra de preceptos milenarios, sino simplemente exponer mi punto.
En lo que a mí concierne una marca puede difundir o no la temática homosexual, puede plantear la existencia de una realidad alterna o utilizar la mitología griega dentro de las películas, mi lógica que indica que simple y sencillamente sería conveniente no criticar.
Rentar o comprar títulos como “La Cenicienta”, “Pocahontas” o “Mulan” no necesariamente implica que seamos consumidores de estupefacientes o que vayamos a serlo, si algo nos gusta o no es absoluta responsabilidad propia.
El punto es que los cuentos clásicos son ahora éstos, lo son al menos en el imaginario colectivo de una nueva generación, no importan tanto las versiones, tampoco los textos originales catalogados como “oscuros” (mismos que a mí me gusta llamar “humanos”) de autores como Andersen o los Grimm, el cuento se queda en la película o en relatos orales distorsionados por los padres, no en lo que realmente se escribió.
La maldad está en todos lados, incluso nosotros mismos somos una prueba viviente de ello, en nosotros coexisten la bondad y la malicia, tal parece que entonces los detractores e impulsores de estos mitos deben tener estándares muy altos para nosotros, la idea, como dice un libre pensador local, es no hacernos tan perfectos que de algo hemos de carecer o exceder.
Lo que no se puede negar es que las películas de Disney son la ventana animada para percibir mundo, esto –que conste– en algunas ocasiones.
Si se requiere de ejemplificar más a continuación expongo: En “El Libro de la Selva” hay unos buitres parecidos a “Los Beatles” (Por favor, a estas alturas creo estéril pensar en que por su similitud con el cuarteto de Liverpool los niños correrán a meterse cuanta droga se les ponga enfrente) y qué decir del “Robin Hood” que muestra algunos principios del comunismo ¿Es por eso que debemos lapidar al mensajero que en este caso es Disney? ¡Son ideologías! En algunos casos son estilos de vida, reitero, tan respetables como los de cualquier otro mortal. El mundo es así, punto.
Una cosa más, si en su dicho se sostiene que deberíamos abogar por una sociedad más humana, la cual se rija por el deber y la razón ¿Cabe hacer mención de dichas cualidades cuando en la mismísima acción se divide a la población tocando temas como éste?
Hay que centrarse en hacer lo correcto y buscar hacer las cosas por nosotros mismos, no culpando al hombre, a la sociedad, o a la religión, finalmente somos quienes nos definimos, no el entorno.
Reitero mi disposición para tener contacto directo, le dejo como cada semana las siguientes vías de comunicación para que ubique, comente y critique los contenidos de esta publicación:
**Ilustración de Rafael Rodríguez para Revista Transmigración.