martes, 15 de febrero de 2011

Acerca del mundial del veinte-diez


Hoy quise hacer algo diferente: No sólo de política vive el hombre, sino de toda jornada futbolera que emana de los televisores, los estadios y los pies de los jugadores.

Desde hace ya muchos años he sido fiel seguidor del que pareciera “El Rey de los deportes” en nuestro país: El Futbol.

Los años han pasado y he sido testigo, aunque sea por televisión, de diversas copas del mundo en las que se notaba la hegemonía brasileña sobre cualquier otra nación en el orbe.
Fue la selección francesa de Petit, Barthez y Zidane la que puso a los sudamericanos con los pies en la tierra, jugaban ante una oncena con grandes individualidades, futbol desequilibrante y expertos en el manejo del balón que mueve al mundo mejor que “Los Beatles”.

Escribir acerca de la escuadra Tricolor, de repente me trae a la memoria los goles de Cuauhtémoc Blanco y de Luis Hernández en el mundial de Francia, un remate espectacular de Jared Borghetti que festejaba en todo lo alto mientras las cámaras soltaban “flashazos” a diestra y siniestra, además de una sufrida eliminatoria que Javier Aguirre supo salvar de la mano del jugador que hasta hoy es ícono dentro de nuestro futbol.

El representativo nacional es fiel reflejo del país: se le puede catalogar como una potencia en vías de desarrollo, lo cual tiene valor, pero va en detrimento de una selección sólida, competitiva y que se muestra mentalmente apta para incrementar su poderío.

Javier Aguirre lleva por segunda ocasión los destinos de un cuadro con carencias pero con grandes virtudes que saltan a la vista en cualquier momento, sabemos que conoce la idiosincrasia nacional, y que reúne cualidades estratégicas para asumir su lugar como timonel de su escuadra.

Voy a pecar de ser totalmente sincero: Más allá de cualquier optimismo barato y de cualquier confianza ciega para con el director técnico que despertó a las masas llamándolas “El Jugador número doce” debo escribir sin temor a equivocarme que el grupo en la primera fase no es fácil.
Los sudafricanos juegan, guardando proporciones, como lo hacía el América hace algunos años, teniendo como punta de lanza un juego que apuesta claramente al contragolpe intenso y decidido.

Ahora, no hay que “echar las campanas al vuelo” pero tampoco descalificar a una selección por su desempeño en los partidos de preparación porque finalmente son para cimentar la base de lo que viajará a Sudáfrica este año.

Tratando de hacer un análisis de los galos, me parece que con ellos hay que jugar con ciertas reservas, con un juego dosificado y ordenado desde el portero hasta el delantero. Se debería poner atención a llevar medios de recuperación así como a llevar una defensa sólida porque Francia es desconcertante, seguramente para el Mundial habrá tenido una preparación decente que le hará rendir frutos y obtener un nivel aceptable para mostrarlo en las vitrinas de Johannesburgo.

En cuanto a Uruguay, seguramente será una especie de caballo negro que cabalga brioso al menos para pasar a la siguiente fase.

Sigo pensando que la selección no es para probar jugadores, sino para jugadores probados, gente que sabrá hacer frente a la adversidad y que se manejará cautelosa frente a la victoria, pero eso es meterme en otros menesteres.

http://twitter.com/AzoteOficial

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