El Caso de Celia Lora es posiblemente el pretexto perfecto para que la población de nuestro país haga ver a nuestras autoridades que se busca justicia equitativa más allá del status que cataloga a ciertas personas como “figuras públicas”.
Creo que es cuestión de pensar con detenimiento, cómo poder estructurar un mensaje de alerta para aquellos que manejan los destinos de México sin legitimar mediante la palabra algunas acciones.
El Caso de Lora, como otros tantos, está visto desde un enfoque moral, impactando y generando opinión sin recato alguno, la nota ha trascendido y ha encontrado alojamiento en diversos resquicios. La controversia no termina.
Su situación ha puesto los reflectores, cámaras y micrófonos en la familia del cantautor que formó parte del grupo “Three souls in my mind”, que actualmente conocemos como “El Tri”.
He visto en los portales de Internet que tienen medios de circulación nacional diferentes posturas, confirmé que para bien o para mal la historia de Celia Lora ha afectado la agenda pública.
La voz popular y un México con características más reales, más “humanas” y menos enlazadas del arquetipo melodramático son la base que da la pauta a transformar la forma en que se comenta y se analiza este tipo de noticias.
Tomando en consideración esto, puede que las instancias legales lleguen a su término, que Celia pase un buen tiempo en una celda, pero aún después de eso será la sociedad la que prosiga con su juicio porque presumiblemente no esté conforme con las resoluciones que se tomaron.
Quiero reiterarle que tengo la inquietud de conocer los puntos de vista que usted tiene para con los contenidos de esta columna.
Es por eso que ayudándome de los beneficios que nos otorgan las redes sociales he abierto un espacio para que exista una comunicación más cercana entre usted y yo.
Aquí el lugar al que me puede hacer llegar sus comentarios:
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