miércoles, 16 de febrero de 2011

La Opinión Publica en Entredicho


Entender a los medios de comunicación es una tarea desconcertante, tratar de comprender a la opinión pública resultaría ser irremediable en un contexto donde se tiene alta tendencia a frivolizar los hechos, en un marco donde se enciende la hoguera de las vanidades tan solo para que sea el colectivo quien juzgue sin el mayor recato y comience el circo de los juicios de valor.

Como gente relacionada con los medios nos toca enfrentar al individuo con su realidad, y dependerá de nuestro manejo si incidimos o no de manera correcta en la opinión pública, misma que hoy se ha convertido en litigante.

Está claro que los consumidores de medios debemos ser rescatados de nosotros mismos:

Cuando votamos por un candidato a un cargo de elección popular, por ejemplo, las audiencias tomamos decisiones y juzgamos en función de la empatía que sentimos por quien da a conocer sus propuestas, el carisma que posee o la imagen que proyecta haciendo a un lado la sucesión de hechos que llevó a estar ahí a tal o cual persona.

En la situación de José Jorge Balderas Garza y la confusión mediática por el Caso Kalimba ambos personajes exacerbaron la agenda pública, con ello se abrió la puerta para que estos temas adquirieran un status que podríamos resumir en una frase: "usted a quién le cree".

Juicios, tendencias, preferencias, usted póngale el nombre que guste pero la lectura que se puede hacer entre líneas de los medios de comunicación es que toman estos temas para sacar el lado más superfluo de cada uno, que no es precisamente el indicado o el de mayor peso a nivel informativo, lo cual también deja en entredicho el accionar de las audiencias.

Si nos centramos en estos dos fenómenos de opinión pública ¿Qué pasaría si de repente se diera un vuelco informativo? Ya lo hemos visto. En el Caso Cabañas el apodado “J.J.” de alguna manera polariza el discurso de interés colectivo cuando asegura que fue Francisco Barreto quien jaló el gatillo dentro del “Bar Bar” y los juicios siguen, se agudizan, crecen. Mientras tanto en el proceso en contra de Kalimba, con la aparición de Thaily Villa, una de las implicadas en esta cuestión dentro programas unitarios de Tv Azteca se invita a la opinión pública a que reaccione de diversas maneras frente a determinadas personas erigiendo a Carlos Loret de Mola o a Rocío Sánchez Azuara como “representantes” del poder judicial mediático.

Lo cierto es que a través del tiempo se han generado héroes enmascarados, se llegaron a crear entes mesiánicos, pero tal parece que lo que vende en la actualidad es la figura del antihéroe como un ser con atributos envidiables, lo peor es que ante tal oferta la demanda va a la alza.


Dada la cobertura de estos hechos y la reacción instantánea de la opinión pública se puede confirmar que la visión de los radicales no carece de lógica cuando aseguran que el colectivo se somete a procesos que rayan en la irracionalidad, motivando la falta de ese carácter que viste a ciertas temáticas como útiles a nivel social.

En las redes sociales, válvulas de escape para los asiduos lectores y consumidores de contenidos multimedia la gente se mostraba “encendida” porque según su particular, y muy respetable por cierto, punto de vista, el comunicador Carlos Loret no supo demostrar pericia al entrevistar, ojo: El denominado “J.J.”, Daiana, un personaje antagónico para muchos dentro del caso que cubre al ex OV7 y el mismísimo intérprete que recientemente sacó al mercado un disco con reminiscencias de Big Band son personajes muy diferentes. Como en el reality show Gran Hermano, las reglas cambian.

Puede ser responsabilidad compartida, los medios pueden ser culpables de propiciar enconos, pero también del público que abstrae sucesos cotidianos de la fábrica de sueños e ilusiones que compone su ficción con esbozos de realidad anteponiendo sus razones emotivas y por ende poco racionales, que ayudan a seleccionar información, jerarquizándola y expresándola de acuerdo a tal o cual ideología.

El debate seguirá, la derrama informativa se acrecentará, veremos en los próximos días qué personajes rompen con sus paradigmas junto con el vaivén de conclusiones al respecto.

Conclusiones hay muchas, para “dar y repartir” como se dice comúnmente, pero a final de cuentas la más importante dentro de la consideración que como autor tengo es que para que las audiencias fueran un actor determinante dentro de estas temáticas la trivialidad tuvo a bien definir a Kalimba y a José Jorge Balderas como entes que decidieron para bien o para mal el rumbo de ese tiempo de sobremesa en familia, del “debate” en las universidades, y por supuesto de la crítica y análisis dentro de los múltiples espacios informativos.

Aquí las ligas donde usted puede darme su comentario, su crítica y su análisis.


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