miércoles, 16 de febrero de 2011

La Era Wikileaks



En las últimas semanas el mundo se ha conmocionado a causa de los cables emitidos por Wikileaks, organización que dirige Julian Assange.

Ante la derrama informativa que circula en la red, y que vincula de manera directa e indirecta a diferentes países, así como a sus respectivos representantes en las embajadas -y por si fuera poco- a las figuras políticas que encabezan al estado como institución dentro de una nación cabe cuestionarse si las pautas periodísticas han cambiado ahora con la llegada de la recién bautizada “Era Wikileaks”.

Hay una delgada línea entre lo público y lo privado, en el globo terráqueo hay millones de personas que han encontrado en las redes sociales el espacio abierto para dejar constancia de lo que hacen, piensan y sienten.

La información nos encuentra, a veces sin el mayor esfuerzo, los tópicos se polarizan y podemos encontrar tanto mensajes que relatan la última salida de un adolescente al café, al antro o las pasadas vacaciones en Aspen como la noticia de la semana dentro de la agenda pública, la presentación de un disco o los dichos entre connotados políticos nacionales e internacionales para con sus seguidores tratando de medir al electorado.

La salida a la luz de estos cables nos sitúa en un escenario disímil: Hay que encontrar un balance entre las bondades del acceso a la información y el libertinaje que deriva de este.

La percepción que de las esferas del poder se proyecta se resume en una frase: “Tengamos cuidado de que los medios no sean los nuevos Wikileaks” ¿Qué tendría ello de malo cuando en la agenda se antepone la transparencia?

Sí. En efecto parece que hemos cambiado, las circunstancias no son las mismas que las de hace diez, quince, veinte o treinta años, por unas cosas u otras el nacimiento y estallido mediático de la difusión de cables por esta organización sin bandera cambia el ecosistema de la información y de los procesos que nos llevan a conseguirla.

Pero aún con ello, para que este suceso denominado “cablegate” sea algo anecdótico parece que llevará su tiempo, apenas vivimos su etapa álgida y es prematuro decidir si definitivamente es un parte aguas del cerco informativo.

La velocidad y cantidad de información es un reto para los periodistas, dentro de los medios escritos, de hecho el rescatar al mismo ciudadano para que no se quede en el status de “lector visual” es una misión importante que hay que perseguir en cada oportunidad.

La contribución de Wikileaks va más allá de la publicación de secretos a voces, es información clasificada de la cual el individuo sospecha y comenta –pero con la salvedad– de que una vez por todos conocida, su status pasa a ser el de confirmada.

Julian Assange se erige como el arquitecto de una estructura sólida que como atributo tiene la posibilidad de ofrecer a los medios y al ciudadano una especie de diagnóstico del escenario político, económico y social.

Habrá quienes pequen de optimistas creyendo que el asunto Wikileaks hará que se revisen lagunas jurídicas que existen en internet, todo dependerá del manejo e interpretación que los distintos medios den a la opinión pública.

Sin duda, el que exista una organización como esta fomenta la creación de medios necesarios para la rendición de cuentas y sirve para medir la respuesta de los ciudadanos ante sucesos de gran trascendencia.

No me queda más por ahora que dejarle un enorme saludo, poniéndome a su disposición ante cualquier eventualidad, duda, comentario y/o sugerencia que pueda tener.

Aquí las ligas donde usted puede darme su comentario, su crítica y su análisis.


No hay comentarios:

Publicar un comentario